top of page

El artículo más horripilante del mundo.

 

Psicoanalista Ignacio Cruz.

El día de ayer gracias a la publicación de una amiga me encontré con un artículo que me llevo a realizarme diversos cuestionamientos al respecto de lo que de lo real ahí se juega, y es que como apunta Serge André en su conferencia la Significación del Pedofilia1 la repetición cotidiana de las palabras "pedófilo" y "pedofilia" ha causado una gran confusión. Cada cual cree de buena fe saber lo que significan estas palabras y, de repente, se cree eximido de interrogarse sobre las diferencias, sin embargo enormes, que distinguen las personalidades y los actos que recubren dichas palabras.

 

Tienes 16 años. Eres un pedófilo. No quieres hacerle daño a nadie. ¿Qué puedes hacer ahora? Con esta interrogante inicia el artículo en cuestión escrito por Luke Malone2 (del cual dejamos el link en las referencias) y publicado en la red social Medium, la cual es un proyecto de los creadores de Twitter y cuyo objetivo es que sus usuarios puedan contar historias.

 

La historia que Malone comparte, es la historia de Adam, un adolecente asiduo consumidor de pornografía infantil que luego de observar en video el sufrimiento de un niño de año y medio de edad  en un encuentro sexual con un adulto, se asumirá como pedófilo, acudiendo a su madre en busca de ayuda psicológica para hacer frente a la angustia que esta escena provoca en él.

 

A partir de ese momento el encuentro de Adam con la psicología se caracterizará más bien por un desencuentro, en el que su posición subjetiva – la de asumirse como pedófilo – lo llevará a una búsqueda insistente de ayuda y a la creación de un grupo virtual en donde buscará hacer lazo con adolecentes a lo largo del mundo, los cuales estén atravesando por una situación parecida a la de él, dándonos una idea de los impasses a lo que se enfrenta a lo largo de esta travesía y su encuentro con otros como él.

 

Si bien este es un resumen muy escueto del texto en cuestión, la invitación es a que lo revisen en su totalidad, pues resulta interesante la forma en que se van presentando los hechos y estoy seguro que más de un pasaje puede devenir sorprendente. Es por ello que en esta edición del miércoles de malestar, más allá de hacer una formulación al respecto de lo que Malone nos presenta, me gustaría plantear algunos cuestionamientos al respecto del texto, pues como lo mencionaba líneas arriba citando a Serge Andre, sobre el tema de la pedofilia más que aclaraciones existe una nebulosa que podríamos explicar a partir de lo que se podría denominar una cierta posición “ética” basada en el imperativo categórico del bien común. La historia misma da cuenta de ello, pues a lo largo de la narración se puede observar la terapéutica que se ejerce ante este real en juego desde las propuestas cognitivo conductuales, las cuales más que atender al caso por caso buscan una normalización de lo que aparece debajo de la posición subjetiva de estos sujetos que se denominan a sí mismo como pedófilos.

 

Es ahí a dónde me gustaría llevar el cuestionamiento, pues tal y como lo presenta esta historia, estos adolescentes no han cometido aun ningún abuso sexual –propiamente dicho- su forma de satisfacción se ha limitado a la mirada, gozar a partir de las imágenes, sometiéndose incluso a lo que se denomina una castración química, que por medio de la administración de un fármaco busca la eliminación de la libido de estos sujetos.  Cosa que me resulta por demás sorprendente, pues el goce que inicia por el acto de mirar, se traslada luego al goce de la palabra, un goce del bla bla, como lo menciona Lacan.

 

La renuencia al abordaje de estos casos, tiene como consecuencia la criminalización per se de lo que de lo real en juego ahí se manifiesta, cancelado toda posibilidad de capturar algo de lo que ahí se encuentra incidiendo, lo real en su condición insistente, lo que no cesa de escribirse, pero al mismo tiempo sin la posibilidad de capturar lo que queda más allá del lenguaje, lo real en su condición de aquello que no seca de no escribirse. En la literatura de la orientación lacaniana se aborda la pedofilia desde la lógica del fantasma, sin embargo al leer esta historia no puedo dejar de sorprenderme al encontrar una demanda de reconocimiento y de tratamiento  por parte de los protagonistas de esta historia, algo que sin duda me remite a un cierto reconocimiento de lo que podría llamar como una comunidad de goce, que busca ser escuchada y cuya demanda incluso no ha podido ser sostenida por el propia práctica analítica en muchos casos.

 

El cuestionamiento principal es qué hacer frente a este real en juego, si bien en estos momentos, no puedo elaborar una respuesta ante la pregunta que planteo, encuentro en ella una línea de investigación que merece ser abordada, pues viene a marcar un impasse para la teoría y para la propia experiencia analítica y clínica, lo cuestión es pues atravesar el imaginario que pesa sobre este significante que alcanza a captar muy bien el ilustrador al texto al referierse a este como el articulo más horripilante de este mundo,  y lo que de lo simbólico ahí se enlaza, para poder darle una orientación desde lo real, que es al fin la orientación que propone Lacan, pues como lo propone en el seminario 23, lo real sólo tiene ex - sistencia se encuentra el freno de lo simbólico y de lo imaginario, de ahí la pertinencia de plantear una lectura diferente de lo que esta historia nos presenta.

 

 

1 Serge André, La significación de la pedofilia, Conferencia en Lausanne, 8 de junio de 1999

 

2 Lucke Malone Tienes 16 años. Eres un pedófilo. No quieres hacerle daño a nadie. ¿Qué puedes hacer ahora?” Retomado de:

https://medium.com/@garciajordi/tienes-16-anos-eres-un-pedofilo-no-quieres-hacer-dano-a-nadie-que-haces-ahora-a7d5c4dde852 13-Oct-2013

 

3 Jaques Lacan, El seminario libro XXIII, El sinthome, Buenos Aires: Ed. Paidos  2006 p. 50

 

bottom of page