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Las niñas con las niñas y los niños… 

 

 

Psic. Verónica Ramírez              

 

 

La separación de hombres y mujeres en el transporte público en el D.F. ya es algo cotidiano, conocido y vivido por todos los que transitamos en esta enorme ciudad. No es exclusivo de México, es una medida física extrema que se ha implementado en distintos países - algunos por cuestiones religiosas - y en la mayoría como una medida para “prevenir, atender y sancionar la violencia sexual contra las mujeres” tal como lo enuncia el Programa Interinstitucional Viajemos Seguras en el Transporte Público de la Ciudad de México, creado en 2008.

 

Personalmente esta separación por sexos desde los inicios me ha causado incomodidad y hace cerca de 2 años la incomodidad ha mutado a molestia, tristeza, desesperación, frustración y hasta ansiedad debido a numerosas experiencias similares en mis recorridos cotidianos en el transporte, porque una cosa es opinar intelectualmente sobre la medida que ha tomado el gobierno, y otra muy distinta vivirlo en carne propia casi todos los días... atascado en un vagón del cual no sabes si saldrás completo física y mentalmente. Es por ello que en esta ocasión hablaré solo de un aspecto específico, basado en algunas experiencias concretas, porque claro hay muchos puntos de análisis en este tema, sin embargo el espacio es corto y bien dicen que un tema a la vez.

 

En diversas ocasiones como si me encontrara siempre con las mismas personas he observado reacciones y escuchado palabras similares por la molestia que sienten y manifiestan algunas mujeres cuando un hombre (que no es evidentemente anciano, discapacitado o niño) “invade nuestro vagón”. Lo que sucede es sumamente violento; el hombre en cuestión es atacado (la mayoría de las veces verbalmente) se le pide “que respete”, se le amenaza con denunciarlo “ahorita con el policía a ver si muy machito”, se le cuestiona su habilidad para leer, se hace burla de él simulando que le dan el asiento “déjenlo descansar, pobrecito esta malito”, se cuestiona su orientación sexual y su género “has de ser marica; a ver, dejen pasar a la nena, no se le vayan a romper las uñas” (en esta clase de insulto la mayoría de mujeres no se dan cuenta de que también se suelen insultar ellas mismas atribuyéndole una interpretación negativa a algunos aspectos femeninos) normalmente el hombre suele salirse en la siguiente estación, y si comienza a contestar a los insultos se puede intensificar el grado de agresividad de las mujeres participes.

 

La percepción, interpretación y representación general que se está dando a dicha separación se está saliendo de control y de los objetivos al dar continuo énfasis al imaginario de víctima- victimario en el cual la mujer siempre sufre la violencia y el hombre siempre la ejecuta. Reforzar estos roles que se aceptan como inamovibles atribuidos a cada sexo en el imaginario (en este caso del transporte público) está permitiendo que se generen nuevos móviles de violencia de género que se están velando con mucha fuerza, se están naturalizando y defendiendo literalmente en cada estación.

 

Es sabido y expresado ya en distintos espacios virtuales e impresos que la separación de los transportes no es una solución por sí sola (y quizá tampoco acompañada). Se determina solo a condición de ser encaminada con campañas que eduquen y fomenten respecto a la perspectiva con equidad de género, y de acuerdo al programa implementado “viajemos seguras” esto se está haciendo por medio de exposición de carteles en diversos puntos de transporte los cuales muestran que hacer (a las víctimas mujeres) en caso de acoso sexual, sobre la denuncia y procedimientos de acción, incluye servicios de atención legal y psicológica, asesorías, capacitación a personal de vigilancia, entre otros. Sin embargo creo que precisamente ese estilo de la campaña da solo énfasis a ese aspecto de la violencia, al sexual, de hombre contra mujeres ¿Qué pasa entonces con la nueva violencia que se está generando y otras que ya existen en ese espacio? ¿y el aspecto de equidad?

 

He escuchado también cuando los hombres se bajan finalmente de los vagones debido a las amenazas, gritos como:

“y a ver si te atreves a subir de nuevo, vas a ver cómo te va”. Esta última advertencia me hace pensar en muchas cosas; primero en algo que la titular de INMUJERES en 2011 mencionó; que "no existe ninguna sanción administrativa si un hombre invade la zona que se destina exclusivamente para que las mujeres viajen en el transporte público, pero si recibe una sanción moral por parte de las damas".

 

Supongo o espero que no se imaginara este tipo de sanción moral tan violenta, pero es cierto, las mujeres somos quienes regulamos, condicionamos y sancionamos este nuevo espacio, por supuesto que estas manifestaciones violentas corresponden a la privación de espacios en otras formas y tiempos, sé que no es superficial como parece, pero pienso que ni en lo superficial ni en lo profundo se está enfocando adecuadamente a la comunidad en tanto la equidad de género, y la visión de “empoderar a las mujeres” se está distorsionando, habría que preguntarnos ¿si fue bien explicada? No sugiero que la responsabilidad es toda del gobierno, por supuesto es compartida, pero en cuestión de educación en campaña se tendrá que replantear qué y cómo se transmitirán estas visiones, y quizá las pantallas del metrobús puedan usarse para algo más que comercio o “cultura general”.

 

Porque otra cosa que me pone a pensar esta amenaza de “y a ver si te atreves a subir de nuevo, vas a ver cómo te va” de las mujeres a los hombres; es que si un hombre piensa en denunciar que ha sido agredido en el vagón es muy probable que un policía o las mismas mujeres le digan algo así como “pues si no quiere ser agredido para que se mete ahí” y entonces esta respuesta me suena a eso que algunos hombres suelen decir de las situaciones de abuso sexual como: “si no quieres que te toquen o te violen, no te vistas así”. Es decir, las justificaciones a esta nueva violencia de acuerdo a quien tiene ahora el poder (en el transporte público) se están jugando en la misma línea de lo que se quiere erradicar, solo cambian de jugador. Entonces  ¿Qué nivel de pensamiento, o ideas se están cambiando o no con la “necesaria separación”? Como dije; el espacio es corto y el tema largo pero ¿Qué opinan ustedes? ¿Cómo ha sido su experiencia?

 

 

 

 

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